LA UE ESCOGE A SUIZA COMO ESPEJO
Jean Jaqcques Rousseau, la personalidad suiza más relevante de la historia, concebía la democracia como el gobierno del pueblo. Un gobierno directo en el que todos los ciudadanos, libres e iguales, pudieran manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común. Un acuerdo que el llamó contrato social. Rousseau defendía que “toda ley que el pueblo no ratifica, es nula y no es ley” y que “la soberanía no puede ser representada por la misma razón que no puede ser enajenada”. Bajo esos postulados nació, creció y evolucionó la vieja democracia suiza, considerada una de las más estables del mundo. Y bajo estos postulados han tomado algunas de las decisiones más polémicas de su historia reciente: prohibir las mezquitas con minaretes, expulsar a los extranjeros que cometan actos delictivos, etc… . Ahora, la Unión Europea, ha elegido Suiza como el espejo en el que mirarse. El Tratado de Lisboa reflejaba la posibilidad de que los ciudadanos pudieran impulsar iniciativas legislativas, hoy, más de un año después de su entrada en vigor, los estados miembros han dado luz verde a la nueva dimensión de la democracia participativa en la Unión. Un millón de firmas, repartidas entre, al menos, 7 estados miembros, es el requisito para iniciar el aparato legislativo comunitario. El objetivo: acercar la Unión al pueblo y el pueblo a la Unión.
Los 27 estados miembros de a UE, siguiendo la máxima «sin prisa, pero sin pausa» han aprobado la llamada Iniciativa Europea Ciudadana. Un instrumento que permitirá a los ciudadanos promover iniciativas legislativas. El poder del cambio desde las entrañas de la democracia: la población.
Un arma de doble filo que alegremente han impulsado desde el operativo comunitario. El punto cuarto del artículo 8B del Titulo II del Tratado de Lisboa así lo refleja y, con algunos cambios, se ha puesto en marcha. El más significativo puede ser que en lugar de 9, los ciudadanos deben ser originarios de 7 miembros diferentes de la Unión. Ahora, Estraburgo, debe adoptar el borrador y entonces no habrá marcha atrás.
Los elementos necesarios para llevar a cabo la propuesta son:
a) Ciudadanos de un tercio de los países miembros, con un mínimo en cada uno de los estados miembros que propongan.
b) Correspondencia entre la edad de los firmantes y la edad mínima de voto en elecciones europeas de cada estado miembro.
c) Posibilidad de usar medios online para la «recolecta».
d) La Comisión tendrá dos meses para pronunciarse al respecto y 4 meses para proponer una de las tres vías posibles: Aprobar la iniciativa, tomar en consideración la propuesta que origine un Libro Verde de la Unión o autorizar la transmisión de la propuesta para su debate en las instituciones comunitarias.
De esta manera, un comite ciudadano formado, por ejemplo, por naturales de Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suecia, Finlandia y Grecia, puede enarbolar una proposición legislativa que trasladará a la Comisión para que actúe en consecuencia y dentro del marco del tratado.
Movidos por el intento de hacer partícipe a la población, la UE se puede encontrar con un rechazo frontal a varias iniciativas que impulsen sus órganos legislativos, si la ciudadanía lo considera oportuno. En Suiza ocurre frecuentemente y el resultado es casi siempre el mismo: una bofetada «al de fuera», que, además, es vinculante. En el caso de la UE, debería ser adoptada, sin dilación alguna, por los estados miembros.
Si el pueblo habla, el gobierno acata. Empezaremos a observar iniciativas populistas a un año vista. Políticos con ganas de hacerse notar (Jean-Marie Le Pen, Geert Wilders, Jimmy Aakesson) y con un apoyo ciudadano en crecimiento, utilizaran, esta iniciativa, como trampolín mediático de sus ideas de arraigo extremista. Pero un trampolín mediático diferente al que tienen hoy, un trampolín a nivel europeo y que puede condicionar algunas de las políticas de la Unión. O, al menos, dar que hablar. La «iniciativa ciudadana europea» es algo que el pueblo celebra, pero lo celebran, aún más, los sectores políticos extremistas.
La UE ha elegido a Suiza, y lo ha hecho consciente de que, a pesar de todo, el país helvético todavía transmite algo de aquello con lo que Rosseau soñaba. Igual, hasta alguno de los que redactaron el Tratado de Lisboa, lo hizo con una frase en la mente; una de esas que se inician (en ocasiones) en los bares y con el calificativo de «conversaciones arregla-mundos»; algo que a casi todo ser humano se le ha pasado, en alguna ocasión, por la cabeza. Y es que, «si yo fuera Suizo…»
Desde la Unión Europea han mostrado su satisfacción por lo que consideran el principio del fin de las bombas de racimo en todo el mundo
Alegría por los avances realizados, pero preocupación por la falta de decisión de muchos países que a día de hoy no han ratificado un tratado, que dió sus primeros pasos, allá por el año 2008 en Oslo.
Un documento que prohibe el uso y almacenamiento de este tipo de armamento que ha matado o mutilado a más 100.000 personas y que continúa causando estragos en decenas de países.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea , Catherine Ashton, ha subrayado en un comunicado la necesidad de continuar con los esfuerzos para incrementar el número de ratificaciones. Y es que a día de hoy tan solo 37 paises de los 107 firmantes han dado un paso al frente y han destruido sus reservas de bombas de racimo, entre ellos España.
Unos datos que causan en europa, tal y como señala la propia Asthon una «profunda preocupación» y es que países clave para el desarme como Estados Unidos, Rusia o China se han mantenido al margen.
El caso de Estados Unidos, con unas reservas de más de 800 millones de estos artefactos, es el punto principal en el que la Unión quiere centrar sus esfuerzos pero se antoja cuanto menos complicado. Y es que el gobierno norteamericano mantiene la postura de que los instrumentos de guerra en ocasiones, tal y como señaló Obama, sirven para mantener la paz.
Un desafío que desde la Unión Europea se califica de tremendo y con el que pretenden acabar con estas bombas fragmentarias que, incluso escondidas bajo tierra, pueden explotar hasta 40 años después.
Aquí os dejo los audios de mi intervención desde la Corresponsalía de Onda Cero en Bruselas
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Miguel Ángel Moratinos acudió al Consejo de Asuntos Exteriores en Bruselas y, desde allí, traslado el pésame a las familias de las dos jóvenes españolas fallecidas en el Love Parade de Duisburgo. Os dejo la intervención desde la corresponsalía en Bruselas para Onda Cero…
Condolencias a las familias de las víctimas del Love Parade
Primera intervención Corresponsalía de Bruselas Onda Cero
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